Dos veces al día, al ir y al volver de la escuela, el pequeño Charlie Bucket tenía que pasar justo por delante de las puertas de la fábrica. Y cada vez que pasaba empezaba a caminar muy, muy despacio, y levantaba la nariz y aspiraba larga y profundamente el maravilloso olor a chocolate que le rodeaba. Oh, ¡cómo le encantaba ese olor! Y cómo deseaba poder entrar en la fábrica y ver cómo era.- Roald Dahl, Charlie y la fábrica de chocolate
El aclamado director Tim Burton aporta su estilo marcadamente imaginativo al entrañable clásico de Roald Dahl Charlie y la fábrica de chocolate, sobre el excéntrico chocolatero Willy Wonka (JOHNNY DEPP) y Charlie Bucket (FREDDIE HIGHMORE), un bondadoso niño de familia pobre que vive a la sombra de la extraordinaria fábrica de Wonka.
La mayoría de las noches en el hogar de los Bucket, la cena es un tazón de sopa de repollo aguada que el joven Charlie comparte con mucho gusto con su madre (HELENA BONHAM CARTER), su padre (NOAH TAYLOR), sus dos abuelos y sus dos abuelas. La suya es una vieja casa diminuta, destartalada y con corrientes de aire, pero está llena de amor. Todas las noches, lo último que Charlie ve desde su ventana es la gran fábrica, y se queda dormido soñando con lo que habrá dentro.
Desde hace casi quince años, nadie ha visto entrar o salir de la fábrica a un solo trabajador, y tampoco han visto al propio Willy Wonka, y sin embargo, misteriosamente, se siguen elaborando grandes cantidades de chocolate que se envían a tiendas de todo el mundo.
Un día Willy Wonka hace un anuncio trascendental. Abrirá su famosa fábrica y revelará "todos sus secretos y su magia" a cinco afortunados niños que encuentren unos billetes dorados escondidos en el interior de cinco chocolatinas Wonka elegidas al azar.
Nada haría más feliz a la familia de Charlie que verle ganar, pero tiene muy pocas posibilidades, ya que sólo se pueden permitir comprar una chocolatina al año, para su cumpleaños.
En efecto, una a una se divulgan noticias en todo el mundo sobre los niños que encuentran los billetes dorados y la esperanza de Charlie es cada vez más débil. Primero está el glotón Augustus Gloop, que no piensa más que en meterse dulces en la boca todo el día, seguido por la mimada Veruga Salt, a la que le dan ataques si su padre no le compra todo lo que quiere. A continuación está Violeta Beauregarde, campeona en masticar chicle a la que sólo le importan los trofeos de su vitrina, y finalmente el hosco Mike Tevé, que siempre está alardeando de que es más inteligente que nadie.
Pero entonces sucede algo maravilloso. Charlie encuentra una moneda en la calle nevada y va a la tienda más cercana para comprar una Delicia Wonka de Suculento Dulce de Leche, pensando sólo en el hambre que tiene y en lo rica que estará. Ahí, bajo el envoltorio hay un destello dorado. Es el último billete. ¡Charlie va a ir a la fábrica! Su abuelo Joe (DAVID KELLY) está tan entusiasmado por la noticia que salta de la cama como si de repente fuera varios años más joven, recordando una época más feliz cuando trabajaba en la fábrica, antes de que Willy Wonka cerrara para siempre sus puertas a la ciudad. La familia decide que el abuelo Joe debería ser el que acompañe a Charlie en esta aventura irrepetible.
Una vez dentro, Charlie se queda deslumbrado por una visión sorprendente tras otra. Maravillosos y relucientes artilugios inventados por el propio Wonka giran, saltan y silban, produciendo delicias comestibles siempre nuevas y diferentes. Equipos de alegres Oompa-Loompas extraen montañas de caramelo de dulce de leche al lado de una espumosa cascada de chocolate o navegan en un barco traslúcido de caramelo hilado y con cabeza de dragón por un río de chocolate, pasando por delante de retorcidos árboles de bastones de caramelo y de hierba de azúcar mentolado comestible. Bombones de cereza y malvavisco crecen en arbustos, maduros y dulces. En otra parte, cien ardillas adiestradas sobre cien diminutos taburetes pelan frutos secos para las chocolatinas más rápidamente que cualquier máquina, y el propio Wonka pilota un imposible ascensor de cristal que se mueve vertiginosamente de lado, en diagonal y en cualquier dirección que se os ocurra por la enorme y fantástica fábrica.
El propio Willy Wonka es casi tan enigmático como sus extravagantes inventos, un anfitrión cortés pero muy poco convencional. No piensa en casi nada salvo en golosinas - excepto, de vez en cuando, cuando de repente parece estar pensando en algo que sucedió hace mucho tiempo, de lo que nos es capaz de hablar. Se dice que Wonka no ha salido de la fábrica en años. Quién es realmente y por qué ha dedicado su vida a hacer dulces es algo que Charlie sólo puede adivinar.
Entretanto, los otros niños resultan ser un grupo de malcriados, tan poseídos de sí mismos que apenas aprecian la maravilla de las creaciones de Wonka. Uno a uno, su personalidad glotona, mimada, mezquina o sabelotodo les llevan a todo tipo de problemas que les obligan a abandonar la visita antes de que haya terminado.
Cuando sólo queda el pequeño Charlie Bucket, Willy Wonka revela el secreto final, el premio más fabuloso de todos: las llaves de la propia fábrica. Largo tiempo aislado de su propia familia, Wonka cree que es hora de encontrar un heredero para su imperio de golosinas, alguien en quien pueda confiar para continuar el trabajo de su vida y por eso ideó este complicado concurso para elegir a ese niño especial.
Lo que nunca espera es que su acto de inmensa generosidad le reporte a cambio un regalo aún más valioso.
Warner Bros. Pictures presenta, en asociación con Village Roadshow Pictures, una producción Zanuck Company / Plan B de una película de Tim Burton: Johnny Depp protagoniza Charlie y la fábrica de chocolate, basada en el libro de Roald Dahl, en la que también intervienen Freddie Highmore, David Kelly, Helena Bonham Carter, Noah Taylor, Missi Pyle, James Fox, con Deep Roy y Christopher Lee. Dirigida por Tim Burton a partir de un guión de John August, la película está producida por Brad Grey y Richard D. Zanuck. Patrick McCormick, Felicity Dahl, Michael Siegel, Graham Burke y Bruce Berman son los productores ejecutivos.
El director de fotografía es Philippe Rousselot, A.F.C./A.S.C. El diseñador de producción es Alex McDowell y el montador Chris Lebenzon, A.C.E. La diseñadora de vestuario es Gabriella Pescucci. La música es de Danny Elfman. Charlie y la fábrica de chocolate será estrenada en todo el mundo por Warner Bros. Pictures, una compañía Warner Bros. Entertainment, y en territorios selectos por Village Roadshow Pictures.
Llevar la clásica historia de Roald Dahl a la pantalla
Al llevar Charlie y la fábrica de chocolate a la pantalla, los productores Brad Grey y Richard Zanuck tenían una pequeña idea de en lo que se estaban metiendo. "Esto era más grande que cualquier otra cosa en la que haya participado en toda mi carrera, no sólo como productor sino también como director de estudio. Es mayor en cuanto a proyección, tamaño e imaginación", dice Zanuck, ganador de un Oscar por Paseando a Miss Daisy y galardonado en 1991 con el premio Thalberg de la Academia.
"Teníamos un libro con posibilidades, ya sólo a nivel visual, de ser absolutamente espectacular en cine y nos entusiasmaba la idea de poder producirlo a una escala que Roald habría apreciado, sin comprometer nada de la pasión que puso en él", dice Grey, actualmente director ejecutivo del grupo cinematográfico Paramount Pictures y cuatro veces ganador del prestigioso premio George Foster Peabody, así como ganador de los Emmy y los Globos de Oro por Los Soprano y nominado 17 veces a los Emmy durante su carrera como productor independiente. "Nos tomamos nuestro tiempo para acertar con el guión y reunir un equipo que tuviera la misma visión que nosotros al respecto".
Los realizadores también buscaron el apoyo y la colaboración de Felicity Dahl, la esposa de Roald y responsable de su patrimonio desde su muerte en 1990. Grey dice, "Sin su aprobación, no tendríamos película.
Dahl, productora ejecutiva en la película, reconoce la envergadura de la empresa. "Una adaptación como ésta resulta intimidante porque no creo que haya un niño en este mundo que no haya leído la historia o no la conozca. Todo niño quiere ser Charlie". Encantada con el modo en que se reunió el equipo creativo y cómo se interpretaron las imágenes originales de Roald a gran escala, lo llama "la combinación ideal: Roald Dahl, Johnny Depp y Tim Burton, absolutamente imbatible y totalmente en sincronía".
Publicada en 1964, Charlie y la fábrica de chocolate ha celebrado recientemente su 40 aniversario en las librerías. Tan querido por los niños y adultos de hoy en día como lo ha sido durante las cuatro últimas décadas, el libro ha vendido más de 13 millones de copias en todo el mundo y ha sido traducido a 32 lenguas. Su perdurable popularidad indica lo bien que el autor comprendió, apreció y se comunicó con los niños. Como comenta Grey, "Nunca habló en tono condescendiente a sus lectores ni subestimó su inteligencia".
Johnny Depp, que interpreta a Willy Wonka, aprecia especialmente, "los giros inesperados en la escritura de Dahl. Crees que va en una dirección y entonces te sorprende con otra alternativa, otra ruta, y te hace pensar. En el fondo, Charlie y la fábrica de chocolate es un gran cuento moral. Pero también hay mucha magia y diversión".
Aunque es enormemente popular entre los niños, la opinión general de los fans adultos del libro es que, sin duda ninguna, "es más que un libro infantil", dice Zanuck. "Es un viaje desenfrenado, sin duda, un reino fantástico de golosinas y diversión, pero tiene implicaciones emocionales más profundas. El personaje de Wonka, quién es y en quién se convierte al final de la historia a través de su contacto con el joven Charlie, es muy conmovedor. Es una fantasía que llega a todo el mundo".
Cuando llegó el momento de elegir a un director, Tim Burton fue la elección ideal. "Cuando observas su obra, se ve que hay una constante de inteligencia y fantasía que se adecua perfectamente a una historia como ésta", dice Grey. "Al igual que Dahl, nunca subestima la complejidad de su público. En nuestras primeras conversaciones quedó claro que Tim era un fan y quería ser lo más fiel posible al libro, lo cual estaba en sintonía con nuestro planteamiento".
"Uno de los aspectos interesantes del libro es que es muy gráfico en cuanto a atmósfera y sensibilidad, y muy concreto, pero aún así deja lugar para la interpretación", cree Burton. "Deja espacio para tu propia imaginación, lo cual, creo, es uno de los puntos fuertes de Dahl como escritor.
"Algunos adultos se olvidan de cómo era ser niño. Roald no lo hizo", continúa diciendo Burton. "Así que hay personajes que te recuerdan a gente de tu propia vida y a niños con los que fuiste a la escuela, pero al mismo tiempo evoca antiquísimos arquetipos de la mitología y los cuentos de hadas. Es una mezcla de emoción, humor y aventura que es absolutamente intemporal y creo que ésa es la razón por la que te engancha. Recuerda vívidamente cómo era tener esa edad pero también infunde a su obra una perspectiva adulta. Por eso se puede volver a leer el libro en cualquier momento y experimentar cosas diferentes, no importa la edad que se tenga".
Burton había trabajado anteriormente con Felicity Dahl cuando produjo en 1996 la película fantástica de dibujos animados James y el melocotón gigante, adaptada de otro libro de Roald, y se sintió especialmente feliz cuando él se comprometió a dirigir Charlie y la fábrica de chocolate. Ve en él algunos reflejos de la especial "creatividad y sentido del humor" de su difunto esposo, añadiendo que, "Ojalá Roald estuviera aquí para trabajar en ella con Tim, porque juntos habrían estado geniales".
"Lo que tenemos", dice Zanuck, "es una combinación de estas dos mentes geniales. Tim se ha remitido a los detalles de la intención del autor y le ha dado su propio toque extraordinario".
En los primeros estadios de preproducción, Burton visitó el hogar de los Dahl y conoció la habitación de trabajo, desnuda y sin calefacción, en la que Roald escribió todos sus libros. Alejada del ruido y el ajetreo de la casa, era su sencillo santuario privado. Burton se quedó asombrado al darse cuenta de lo mucho que se parecían sus diseños para la destartalada casa de Charlie Bucket a esta habitación y Felicity Dahl confirmó que probablemente era la inspiración del escritor para el hogar de los Bucket. Emocionado por la experiencia, Burton dice, "Me hizo sentir como si estuviéramos en la misma onda. Era increíble lo similares que eran los dos lugares. Roald incluso utilizaba piezas de cartón enrolladas para sostener una mesa de trabajo improvisada para él. Nunca tuve la oportunidad de conocerle, pero a través de la obra siento una especie de conexión con él".
El guionista John August (Big Fish) tuvo su propia conexión especial con Roald Dahl.
"Cuando estaba en tercer curso", recuerda, "tuvimos que escribir una carta a una persona famosa. Casi todo el mundo eligió a Jimmy Carter, que era entonces el presidente, pero yo elegí a Roald Dahl porque mi libro favorito era Charlie y la fábrica de chocolate. Increíblemente, recibí una tarjeta suya desde Inglaterra. Yo tenía diez años y fue mi primer contacto con un escritor. Ésa fue una de las cosas que me animaron a convertirme en escritor. Así que, para mí fue un gran honor y una gran responsabilidad adaptar este libro para una película".
Lo que más emociona a August de la historia es que, "a pesar de que Charlie es muy pobre y no tiene mucho para comer, vive en una pequeña casa con toda la gente que quiere - su madre, su padre y sus cuatro abuelos. Eso es un regalo excepcional que cualquier niño se sentiría afortunado de tener".
Siguiendo el ejemplo tanto del libro como de los realizadores, August mantuvo el tiempo y el lugar no explícitos de la historia. "Es intemporal", afirma Grey. "No importa si transcurre hoy o hace 40 años. Un mensaje que sugiere que seas consecuente contigo mismo y con los demás, y tratar a los demás como te gustaría ser tratado - la regla de oro - nunca pasa de moda".
Burton y August añadieron un matiz al personaje de Wonka ofreciendo un atisbo de su propia niñez. En flashbacks, mientras los niños, acompañados cada uno por un padre (o en el caso de Charlie, su abuelo) recorren la fábrica, Willy revive momentos cruciales de su pasado y recuerda conversaciones con su severo padre, el doctor Wilbur Wonka, dentista del pueblo. Vemos al excesivamente protector Wonka padre prohibir a su hijo que coma dulces, e imaginamos cómo el deseo no correspondido del joven Willy por probar el chocolate dio lugar a una fascinación de por vida que se convirtió en el imperio de golosinas Wonka.
"En los casos en que el libro ofrece espacio para la posibilidad y la interpretación del lector", explica Burton, "pensamos que la película tenía que proporcionar algún tipo de contexto en el caso de la excentricidad de Wonka, ofrecer alguna posibilidad de por qué es como es sin ahondar demasiado en ello. ¿Por qué se comporta de ese modo y qué hay detrás de ello?"
Felicity Dahl está de acuerdo, comentando que "todos los libros tienen que ser alterados un poco al hacer una película. Lo importante es que las alteraciones realcen la historia en lugar de restarle valor, y creo que eso es lo que Tim ha hecho aquí. Cuando eliges a alguien como Tim para hacer una película, lo eliges por su capacidad creativa, por lo cual tienes que darle tu confianza".
Durante la visita, la inocente pregunta de Charlie sobre si Wonka recuerda o no la primera vez que probó las golosinas despierta sensaciones profundamente ocultas en el famoso chocolatero. Cuando más tarde ofrece a Charlie el mayor premio de todos - la propia fábrica con todas sus maravillas - y Charlie se niega a aceptar, si ello significa dejar atrás a su familia, eso le da que pensar a Wonka. Tal vez ha subestimado el valor de la familia. Tal vez Charlie, que siempre está un poco hambriento y vive en una casucha destartalada, tiene algo mejor que el dinero y el chocolate.
"Es un mensaje maravillosamente sencillo, en este mundo en el que la gente está siempre esforzándose por conseguir cosas materiales y éxito", dice Burton. "Hay cosas materiales y luego está lo emocional y lo espiritual. A veces las cosas más importantes son las más sencillas".
Elección de los actores para interpretar a Willy Wonka, Charlie Bucket y la familia Bucket
Cuando Tim Burton propuso el papel de Willy Wonka a su amigo y frecuente colaborador, Johnny Depp, dos veces nominado al Oscar, éste se quedó casi sin habla. Tal como Depp comenta la conversación, "Estábamos cenando y me dijo, 'Quiero hablarte de algo. ¿Conoces esa historia, Charlie y la fábrica de chocolate? Pues bien, voy a hacerla y me pregunto si te gustaría interpretar….' y ni siquiera pude esperar a que acabase la frase. Le dije, 'Acepto. Por supuesto. Cuenta conmigo'. Sin ninguna duda".
"Ser elegido para interpretar a Willy Wonka es ya un gran honor", dice Depp, fan de la obra de Dahl desde hace mucho tiempo, "pero ser elegido por Tim Burton es el doble, el triple de honor. Su visión es siempre increíble, más allá de cualquier cosa que esperes. Sólo el hecho de que él participara significaba que yo no necesitaba ver un guión antes de comprometerme. Si Tim quería rodar 5 millones de metros de película conmigo mirando a una bombilla y yo no podía parpadear durante tres meses, lo haría".
Poco después los dos estaban estudiando minuciosamente los bocetos preliminares de Burton, discutiendo el aspecto de Wonka y los temas de la historia, entrando en un familiar ritmo creativo que comenzó cuando el director eligió a Depp como protagonista de la conmovedora película de 1990 Eduardo Manostijeras. Posteriormente volvieron a trabajar juntos en Ed Wood y Sleepy Hollow, elogiadas por la crítica, y actualmente están trabajando juntos en la película de dibujos animados en "stop-motion" Tim Burton's Corpse Bride.
"Johnny es un gran actor de carácter en muchos sentidos", dice Burton - "un actor de carácter con el aspecto de un protagonista. Eso es lo me llamó la atención de él desde el principio y es lo que le convierte en un actor tan fascinante - el hecho de que no esté necesariamente interesado en su imagen sino más bien en convertirse en un personaje y probar cosas distintas. Está dispuesto a asumir riesgos. Cada vez que trabajo con él es algo diferente".
"Es un actor tremendamente perspicaz", añade Grey. "Asumió el proyecto con un gran respeto hacia el libro y también con la actitud de cómo podría hacer algo especial con este personaje. No se me ocurre ningún otro para el papel. A veces se produce la combinación mágica perfecta y creo que eso es lo que tenemos aquí: Roald, Tim y Johnny".
Por encima de todo, Depp se planteó el papel con "un gran cariño por Wonka".
Obligado a abrir su querida fábrica por primera vez en 15 años para encontrar un heredero, Wonka se siente incómodo con el contacto humano, que le resulta desconocido. Como sugiere Depp, "adopta una actitud alegre delante de la gente pero por debajo siente una gran ansiedad ante el contacto real o la proximidad. Creo que tiene fobia a los gérmenes, que es por lo que lleva guantes, y además de los guantes es como si llevara una máscara. Hay momentos durante la visita en que sorprendemos a Wonka actuando, y actuando mal, literalmente leyendo "chuletas". No creo que quiera pasar el tiempo con estas personas. Creo que está esforzándose, desde el primer segundo, por fingir para ellos y mantener la sonrisa.
"Al mismo tiempo", continúa diciendo Depp, "una parte de él está realmente entusiasmada de ser el gran showman, como P.T. Barnum, mostrando todo lo que ha creado y diciendo, '¡Eh, mira esto! Mira lo que he hecho, ¿no es maravilloso?'"
"Willy Wonka es un excéntrico", comenta Zanuck. "Es extraño, es divertido, es distante, pero terriblemente vulnerable; es una combinación interesante, ingenuo y profundo al mismo tiempo. Ningún otro actor podría aportar a este personaje el tipo de profundidad, registros y efectos que requiere. Johnny tiene un talento increíble".
Burton y Depp trabajaron con la diseñadora de vestuario Gabriella Pescucci, galardonada con los Premios de la Academia (La edad de la inocencia, Van Helsing), para conseguir de manera precisa el aspecto adecuado de Wonka, lo cual dio lugar a un total de 10 chaquetas y abrigos afelpados diferentes. De acuerdo con el tono intemporal del cuento de Dahl, el vestuario era, dice Pescucci, "contemporáneo, pero con un cierto toque antiguo".
En lo que respecta al pelo de Wonka y otros detalles pequeños pero significativos, Depp hizo algunas elecciones deliberadas. "El pelo fue uno de esos elementos que vi claramente muy al principio", dice. "El sombrero de copa fue fácil, porque procedía directamente de los dibujos de Quentin Blake, pero el pelo lo imaginaba como una especie de estilo Príncipe Valiente, grandes flequillos y melena, extremo y muy poco favorecedor, pero algo que Wonka probablemente piensa que es moderno porque ha estado encerrado mucho tiempo y no puede distinguir, como el argot pasado de moda que utiliza".
Basándose en la descripción que hace el libro de los chispeantes ojos de Wonka, Depp eligió unas lentes de contacto de color violeta para una eficaz definición de color, e inspirándose en la historia de la ortodoncia que le hicieron a Wonka de niño, decidió que debería mostrar unos dientes increíblemente perfectos. Añádase a eso un tono de piel realmente pálido tras años de vivir encerrado y surge una imagen de Wonka como una figura extraordinaria de gustos extravagantes pero caros, con una manera de hablar y de actuar tan peculiar como su estilo de vida.
Tal como Pescucci exclama en su italiano natal, "¡Willy Wonka é la persona fantastica!"
El papel de Charlie está interpretado por Freddie Highmore, que vuelve a trabajar con Depp tras compartir con él la pantalla en el aclamado drama de 2004 Descubriendo nunca jamás. Highmore, que tenía doce años cuando comenzó la producción de Charlie y la fábrica de chocolate, ya había tenido papeles protagonistas en las películas familiares 5 chicos y esto y Dos hermanos - Two Brothers, y había interpretado al rey Arturo en la miniserie de la TNT The Mists of Avalon.
Como atestigua Grey, "Aporta una gran emoción al papel, pero no le ves los hilos - no le ves esforzarse. Tiene un talento superior al normal para su edad".
Expresando la opinión general de todos los que han trabajado con él, Burton se maravilla de lo "absolutamente natural y auténtico" que es el joven actor. "Es muy serio, sin ser nunca falso, lo cual es muy difícil de conseguir, incluso para un actor adulto. Tiene la capacidad de expresar emoción sin hablar ni esforzarse demasiado. Eso no es algo que un director pueda decirle a alguien que haga; lo tiene o no lo tiene. Por eso la elección del actor para interpretar a Charlie era crucial".
Para Highmore, el atractivo de Charlie se basa en que es "un chico normal. No tiene talentos especiales ni cualidades superiores. De hecho, no tiene mucho de nada, excepto su familia, pero siempre es amable y encantador con todo el mundo. Por eso cuando su deseo se hace realidad y va a la fábrica, creo que la gente se siente feliz por él, porque se lo merece tanto".
En ese sentido, dice Zanuck, "Freddie transmite una sensación de pureza y bondad" - pero no lo lleva demasiado lejos. "La bondad puede ser muy aburrida en pantalla", dice bromeando Helena Bonham Carter, que trabajó por primera vez con Highmore en 1999 en la comedia británica Cosas de mujeres. "En lo esencial, Charlie es una buena persona con los valores adecuados. No está mimado, lo cual le distingue de los otros cuatro niños. Pero lo estupendo de Freddie es que no hace de Charlie un niño sensiblero, que es siempre el problema con un papel como éste".
Al igual que la casa de Charlie está dominada por la fábrica Wonka, que se levanta imponente detrás de ella, su imaginación está dominada por los pensamientos de lo que habrá dentro. Aún así, a diferencia de sus privilegiados compañeros en la visita, está contento con su vida tal como es. Highmore dice, "A pesar de que toma sopa de repollo todas las noches y lleva un jersey muy gastado, Charlie tiene una familia que le quiere. Parece no tener nada, pero en realidad ya lo tiene todo".
Cuando Charlie llega a casa con el preciado billete dorado revitaliza al viejo abuelo Joe, interpretado por David Kelly (Waking Ned Devin). "Se puede ver en su manera de andar y en su manera de hablar", dice Zanuck. "El abuelo Joe trabajaba en la fábrica hace años antes de que Wonka cerrara sus puertas a la ciudad, y ésos fueron sus días de gloria. La oportunidad de volver a la fábrica le saca literalmente de la cama y le hace revivir".
"Cuando David entró, no hubo ninguna duda", recuerda Burton. "Era el abuelo Joe. Qué actor tan increíble, y qué cara tan expresiva, como un personaje de una película muda".
Kelly aprecia el modo en que Dahl destacó la especial relación entre Charlie y su abuelo, comentando que al autor supo valorar todo el espectro de edades. No habiendo tenido la suerte de conocer a sus propios abuelos, que murieron antes de que él naciera, el actor disfruta del contacto que sus hijos tienen con sus padres, y pregunta, "¿Hay alguien en el mundo que no sienta un afecto muy especial por sus abuelos?"
Kelly compara la producción con "estar dentro de la cabeza de Tim Burton, que es un lugar gratificante para estar. Es un creador de tendencias, realmente brillante. Cuando la gente me preguntaba qué hacía, yo respondía 'bueno, estaba siendo llevado a remo por 50 Oompa-Loompas en un barco de caramelo rosa por un río de chocolate con Johnny Depp'. Los decorados son maravillosos - pintados a mano, hechos a mano, algo que ya es raro de ver. Ir a trabajar todos los días era constantemente sorprendente y mágico".
Para el papel de los cariñosos padres de Charlie se eligió a Helena Bonham Carter y Noah Taylor, los cuales, dice Burton, "destacan en papeles relativamente pequeños que aportan calidez y credibilidad a la unidad familiar de Charlie. La casa y las condiciones de vida son tan extremas, casi surrealistas, que sin los actores adecuados no habría funcionado. Tuvimos suerte de contar con Noah y Helena; realmente hicieron que pareciese una auténtica familia".
Bonham Carter, por cuyo papel protagonista en el drama romántico de 1997 Las alas de la paloma fue nominada a los Oscar y a los BAFTA, describe el equilibrio emocional que mantuvieron ella y Taylor como mamá y papá Bucket. "Al igual que el abuelo Joe", dice, "los padres de Charlie están acostumbrados a la decepción. Hemos tenido una vida dura, acostumbrados a ser los desamparados, así que cuando se anuncia el concurso del billete dorado por supuesto no tenemos ni la más ligera esperanza de que Charlie tenga una oportunidad de ganar. Las probabilidades son mínimas. Adoramos a nuestro hijo y no queremos que le hagan daño, por lo que tratamos de no fomentar sus esperanzas. Siempre ha sido nuestra principal fuente de alegría, pero cuando encuentra el billete, de repente, se convierte en la personificación de la esperanza, la vida y el futuro para toda la familia".
Taylor (Shine, Casi famosos, Life Aquatic) ve al Sr. Bucket como "no el tipo de hombre al que llamarías triunfador. Probablemente desciende de una larga línea de gente que no es especialmente rica ni inteligente ni bien relacionada, pero es lo bastante inteligente como para mantener a su familia unida y criar a un niño encantador, y eso, creo yo, es uno de los mayores logros que puedes conseguir en la vida".
Para Taylor, el mensaje de Dahl, tal como lo ilustra la familia Bucket, es que "no es necesario dinero ni posición para ser una buena persona". Aún así, "no es el tipo de moral que se te impone; más bien, te permite descubrirla por ti mismo".
Los cuatro niños malcriados
Los cuatro niños que se unen a Charlie en la visita a la fábrica son AnnaSophia Robb como Violeta Beauregarde, Jordan Fry como Mike Tevé, Julia Winter como Veruga Salt y Philip Wiegratz como Augustus Gloop. Al igual que sus homólogos en la ficción, que compiten por un Billete Dorado para la fábrica de Wonka en un concurso a nivel mundial, los cuatro jóvenes actores, de orígenes y experiencias diferentes, fueron elegidos en un casting internacional.
No estamos diciendo que sean malos, estos cuatro ganadores de los Billetes Dorados, pero como dice Zanuck diplomáticamente, "no son el tipo de niños de los que estarías orgulloso de decir que son tuyos".
Violeta Beauregarde es un pequeño demonio, ferozmente competitiva y segura de sí misma, que alardea de una habitación llena de trofeos en su casa y está actualmente preparándose para el récord mundial de mascar chicle sin parar. Ignorando la advertencia de Wonka, coge un trozo de chicle experimental con sabor a arándano de la Sala de los Inventos y a los pocos minutos se vuelve azul y se hincha como una gigantesca pelota de playa de color arándano y debe ser llevada a la Sala de Exprimidos. Violeta está interpretada por AnnaSophia Robb, una norteamericana de 11 años que ha intervenido recientemente en la película familiar de Wayne Wang Because of Winn-Dixie y en la película de televisión de The WB Network Samantha: An American Girl Holiday en 2004.
Robb dice que su experiencia en Charlie "me hizo sentir como una pequeña parte de historia porque a todo el mundo le encanta el libro. Estar en el plató también fue como una fantasía, con habitaciones llenas de golosinas con las que juegas y te comes. Muy guay". Su preparación para el papel incluyó el entrenamiento en artes marciales con la profesora y especialista profesional Eunice Huthart para una escena introductoria en la que se ve a Violeta derribando despiadadamente a sus rivales en una competición de kárate.
El sabelotodo adicto a los videojuegos Mike Tevé, interpretado por el norteamericano Jordan Fry, de 12 años, se burla groseramente de otro de los inventos de Wonka, un intento de transportar una chocolatina mediante ondas electromagnéticas a través de una pantalla de televisión. Tevé interrumpe el experimento insertándose él mismo en medio con unos resultados muy inesperados.
El debutante Fry se encontró volando alegremente por el plató sujeto por cables para la secuencia. "La parte más difícil", declara el coordinador de especialistas Jim Dowdall, "era evitar que se riese, encantado por la experiencia, porque en la escena se supone que tiene que aparecer bastante asustado y nervioso".
El glotón Augustus Gloop es incapaz de resistir la atracción del delicioso río de chocolate de la fábrica y se separa del grupo para probarlo, a pesar de las advertencias de su madre y de Wonka. Inmediatamente cae dentro, con la boca por delante, y es succionado a través de una tubería que transporta el chocolate a otras partes de la fábrica.
Gloop supone el debut profesional como actor de Philip Wiegratz, de 12 años y de origen alemán, que llevaba un traje y pantorrillas protésicos para el papel del glotón muchacho. Incluso más problemático, dice Dowdall, fue que "Philip no sabía nadar cuando llegó. Nos tuvimos que poner nuestros trajes de neopreno y enseñarle cómo hacerlo, pero aprendió muy rápidamente, incluso con el estorbo de todo ese relleno".
Entretanto, la incorregible mimada Veruga Salt tiene sus propios problemas. Al ver a las ardillas de Wonka trabajar en la sala de los frutos secos exige tener una y asalta la cadena de montaje. Las ardillas la examinan del mismo modo que evalúan todos los frutos secos, deciden que es una nuez mala y la envían por el pozo de los desperdicios con los demás desechos. Veruga está interpretada por la londinense Julia Winter, de 12 años, miembro del grupo teatral infantil Allsorts Drama, en su debut profesional como actriz.
"No conseguía cogerle el tranquillo a tumbarme en el suelo peleando con las ardillas, por lo que Tim se tumbó en el suelo junto a mí y me enseñó cómo hacerlo", comenta Winter. "Allí estábamos, los dos, pataleando y chillando con todas nuestras fuerzas, dando manotazos a ardillas imaginarias. Fue muy divertido y debemos de haber parecido absolutamente ridículos".
Los padres de estos horrorosos niños representan las peores cualidades imaginables en la cría de hijos, que se hacen evidentes de manera muy divertida cuando acompañan a sus horribles mocosos por la fábrica.
Missi Pyle (Big Fish, Cuestión de pelotas, Se montó la gorda) en el papel de la Sra. Beauregarde parece más manager y entrenadora que madre de la joven Violeta, una niña detestable empeñada en ganar todos los premios y concursos imaginables del mundo. "La Sra. Beauregarde quiere que su hija tenga todo lo que ella no tuvo", dice Pyle. "Una autoproclamada ganadora, ha inculcado a Violeta su propio espíritu competitivo excluyendo cualquier otro pensamiento. Las dos llegan a la fábrica - con conjuntos a juego, por supuesto - esperando sin duda volver a casa con el gran premio", sea lo que sea.
El veterano actor de cine y televisión James Fox, nominado a los Premios BAFTA (Pasaje a la India) interpreta al atribulado Sr. Salt, padre de la terriblemente mimada Veruga, una chica que no piensa en nadie ni en nada excepto en sí misma. "Quiere que su hija tenga todo lo que desee", dice Fox, que describe maliciosamente a Veruga Salt como "encantadora, adorable, dulce y con talento, la niña perfecta", antes de añadir, "siempre que su padre satisfaga sus exigencias. De manera inmediata. Si no lo hace, chillará hasta que lo haga".
Fox cree que al final la visita resulta beneficiosa para todos los niños. Las lecciones que se les imponen a los groseros, egoístas y desconsiderados son bastante valiosas, "y Wonka actúa en cierto modo como juez. Percibe los motivos de los niños y sus caracteres, y quiere cambiarlos y corregirlos. Quiere hacer que sean mejores personas".
A Adam Godley (Love Actually, Vuelta al mundo en 80 días) como el Sr. Tevé y a Franziska Troegner (nominada en 2001 para el Premio del Cine Alemán en su país natal por Heidi M) como la Sra. Gloop no les va mucho mejor. El Sr. Tevé tristemente no es inmune al sarcástico acoso de su hijo y la pobre Sra. Gloop parece no sólo incapaz, sino también indiferente, de controlar el desenfrenado atiborramiento de Augustus.
Los Oompa-Loompas y el doctor Wonka
Deep Roy, al que Burton llama apropiadamente "el hombre más trabajador del mundo del espectáculo", asumió la ingente tarea de interpretar a toda una comunidad de Oompa-Loompas, el único personal de la fábrica. Rescatados por Willy Wonka de su dura vida en la lejana Loompalandia, ahora viven y trabajan alegremente dentro de sus muros y se dan festines con su comida favorita: granos de cacao.
Tras haber trabajado con Burton en El planeta de los simios y Big Fish, a Roy le encantó volver a trabajar con él cuando le propusieron el papel. Pero había trampa, como comenta el actor riéndose. "La primera vez que Tim mencionó la idea dijo 'Habrá sólo un Oompa-Loompa y vas a ser tú. Vamos a crear cientos de ellos a partir de ti'. Más tarde pensó que tal vez haría hasta cinco en primeros planos. La siguiente vez que le vi en Londres, ¡cinco se habían convertido en diecinueve! Al final, no me importaba si eran 19, 20 ó 50. Ha sido un auténtico desmadre".
El equipo de producción consiguió llenar la pantalla con montones de diminutos y laboriosos obreros mediante la tecnología de captura de movimiento y captura facial, creando Oompa-Loompas duplicados, pero individuales, en imágenes de ordenador a partir de las múltiples interpretaciones de Roy y luego reduciéndolos de tamaño. Para Roy, eso supuso meses de ensayos y coreografía. Si una escena requería que numerosos Oompas se reuniesen para cantar y bailar, Roy interpretaba los pasos de todos ellos, cada uno desde una marca de partida ligeramente distinta y cada uno de ellos con sutiles diferencias de expresión y movimiento, para que, cuando las imágenes se combinasen, él se convirtiese en toda una troupe.
"Puede que los espectadores piensen que todo está generado por ordenador", dice Roy, "pero no es así. Si ves 20 Oompas, yo hice las 20 interpretaciones".
Además, se modelaron Oompas fotorrealistas y animatrónicos a partir de Roy para complementar la acción y servir como puntos de referencia físicos en las escenas.
"Deep hizo una cantidad increíble de trabajo en esta película", reconoce Burton. "Al plantearnos cómo presentar a los Oompa-Loompas había una serie de posibilidades, una de las cuales era la animación por ordenador en su totalidad, pero creo que ésta era la manera de hacerlo, darle ese importante elemento humano y mantenernos fieles al espíritu del libro".
El encargado de dar vida al padre de Willy, el dentista Dr. Wilbur Wonka, es Christopher Lee, evocado por la memoria de Willy en una serie de flashbacks de su niñez. La carrera del actor británico, muy respetado en todo el mundo, abarca casi 60 años y se inició con las memorables películas de terror de la Hammer en los años 50 (de las que Burton era un ferviente fan) e incluye una amplia gama de producciones de cine y televisión, entre las que figuran papeles en la trilogía de El señor de los anillos, la saga de La guerra de las galaxias y Jinnah, de 1998, elogiada por la crítica.
Lee considera a Wonka padre "no un mal padre, sin duda, sólo demasiado severo e incapaz de mostrar su amor". Al doctor Wonka le preocupaba mucho la higiene oral y estaba muy preocupado con los dientes de su hijo, hasta el punto de que prohibió al pequeño comer dulces. "No se trata exactamente de malos tratos paternos", comenta Lee, "ya que lo hace por el mejor de los motivos. Pero es muy estricto y, por tanto, a un niño pequeño le parece una figura bastante inquietante".
"No sólo es un gran actor, cuyo trabajo conocía y admiraba desde pequeño", dice Burton, "sino que Christopher Lee es sencillamente una presencia poderosa en todos los sentidos de la palabra". Como confiesa el guionista John August, "Es muy intimidante en la justa medida".
Lee, que trabajó con Burton y su compañero de reparto en Charlie Johnny Depp en Sleepy Hollow y que vuelve a trabajar con ellos en Tim Burton's Corpse Bride, de próximo estreno, dice, "Tim es un director con un enorme entusiasmo, que te llega en forma de oleadas de ánimo desde detrás de la cámara. Es increíblemente inventivo y tiene una mente brillante".
De hecho, Burton era tan incansablemente activo en el rodaje y recorría tanta distancia cada día que Helena Bonham Carter le regaló en broma un pedómetro. "Quería ver cuántos pasos daba al día", dice Freddie Highmore, que no puede recordar el cómputo oficial pero dice que "resultó que no necesitaba ir al gimnasio porque camina lo suficiente en el trabajo".
Construir el mundo de Wonka: Un inspirado diseño de producción y unos vanguardistas efectos prácticos y virtuales se combinan para lograr una maravillosa atmósfera sin precedentes
Una vez dentro de los muros de la fábrica, comenta Zanuck, "los niños descubren todo un mundo, con una cascada y un río de chocolate, árboles comestibles y una increíble maquinaria que sólo una mente como Roald Dahl, interpretada por una mente como Tim Burton, podía imaginar. Es fantástico, es divertido, es totalmente extravagante e imponente. No sabes dónde mirar primero".
Al crear el paisaje del mundo de Wonka, los realizadores comenzaron en la fuente, para utilizar, como lo describe Burton, "la calidad textural y visceral de las imágenes de Dahl y sus posibilidades. Tratamos de mantenernos lo más fielmente posible al libro al crear lugares concretos como la sala de los frutos secos y la sala de televisión. Aún así, hay mucho sitio para la interpretación, que es lo maravilloso de hacer una adaptación como ésta. Cada sala tiene su propio sabor y sus posibilidades.
"En lugar de depender demasiado de los efectos con pantalla azul o verde intentamos construir la mayor parte de escenarios posibles", continúa diciendo el director. "Construimos la mayoría de los decorados a 360 grados, de modo que los actores estén realmente envueltos en el entorno".
Fue un gran cumplido para la producción cuando Felicity Dahl entró por primera vez en los estudios de Pinewood para examinar la marcha del trabajo y declaró con entusiasmo, "¡Es mágico! Sé que si Roald lo hubiese visto, le habría encantado. Habría dicho que esto es exactamente lo que él tenía en mente".
Lo que Dahl tenía en mente no resultó fácil de construir. Su fábrica de chocolate contenía salas cavernosas que albergaban espacios enteros, como en el que los Oompa-Loompas trabajaban y vivían al lado de una cascada y un ondulante río de chocolate, donde crecían árboles de bastones de caramelo, vainas gigantes producían grandes caramelos Wonka e incluso la hierba era comestible. Una pesada y peculiar maquinaria pesada hacía salir los imaginativos dulces de Wonka mientras en otras salas artilugios igualmente extravagantes realizaban experimentos para crear golosinas aún más exóticas y deliciosas. Recorrer la fábrica significaba navegar por el río en un barco traslúcido de algodón de azúcar rosa o subir a un ascensor de cristal que aceleraba no sólo hacia arriba y hacia abajo sino, tal como dice el texto, "de lado, a lo largo y en diagonal y en cualquier dirección que se os ocurra", además de volar a través del tejado a la velocidad de un cohete.
La producción utilizó siete platós y gran parte de los terrenos de los Estudios Pinewood en el Reino Unido, incluido el famoso plató James Bond, que aloja una de las más grandes piscinas de estudio del mundo. El diseñador de producción Alex McDowell (ganador del premio del Art Directors Guild por The Terminal[La terminal] y nominado por Minority Report; El club de la lucha y El cuervo) dice "En cierta medida nos apoderamos de los terrenos del estudio - por completo".
Como Burton prefería conseguir lo más posible con efectos prácticos, una gran parte de lo que aparece en la pantalla fue creado físicamente con efectos protésicos y especiales coordinados por el supervisor de efectos especiales Joss Williams, cuya anterior colaboración con Burton, Sleepy Hollow, le valió una nominación a los premios BAFTA. "Cuando esos efectos alcanzaron sus limitaciones naturales, nos pasamos al terreno digital", dice el supervisor de efectos visuales Nick Davis (nominado a los premios AFI y BAFTA por Harry Potter y la piedra filosofal), que supervisó la integración de la avanzada tecnología de captura de movimiento e imágenes generadas por ordenador "para todo lo que no se podía conseguir de manera práctica en el plató. Fue un trabajo de colaboración entre múltiples departamentos y todo comenzó con Tim, que tenía todas esas ideas y no paraba de hacer dibujos para enseñarnos lo que quería".
La planificación en los primeros estadios y la constante comunicación fueron fundamentales, ya que las imágenes cambiaban instantáneamente de un proceso a otro y viceversa en la misma escena. Los decorados se construían y se utilizaban simultáneamente en el estudio, en el ordenador y en maquetas en miniatura a escala 1/24. "Pasé mucho tiempo en preproducción trabajando con artistas conceptuales y con Nick Davis, de modo que todo fuera coherente", dice McDowell. "Desde el punto de vista del diseño, no hay diferencia entre un decorado físico y uno virtual, y Charlie era una película que requería una total sensibilidad en el diseño, desde los pequeños objetos de atrezo de los Oompa-Loompa hasta el extenso mundo generado por ordenador por el que se desplazan el barco y el ascensor".
Citando el ejemplo del barco de algodón de azúcar, dice, "el barco va desde el río de chocolate hasta un túnel blanco con rápidos. En la sala de chocolate es una entidad física, pero dentro del túnel es un entorno totalmente generado por ordenador. El barco se coloca sobre una plataforma gimbal y se rueda contra una pantalla azul. También tiene que reproducirse y convertirse en imágenes generadas por ordenador. Hay actores en el barco físico con Oompas protésicos y actores generados por ordenador con versiones de Deep Roy generadas por ordenador reducidas a tamaño Oompa llevando los remos en el barco generado por ordenador. Pasé dos meses en estrecha colaboración con las compañías de imágenes generadas por ordenador y miniaturas, diseñando junto a los realizadores de maquetas 3D y físicas".
El ascensor de cristal planteó sus propios problemas, como subraya McDowell. "Tiene que ser autónomo, con puertas que se abren y se cierran, y tiene que ser lo bastante resistente para colgar de un aparejo y estrellarse contra un decorado. Tiene que volar. ¿Pero cómo rodarlo? ¿Cómo pones una cámara en un ascensor de cristal?" Al final, añade Davis, "el ascensor era una mezcla de piezas prácticas sobre aparejos o bien ascensores totalmente generados por ordenador con personajes también generados por ordenador en su interior, dependiendo de la complejidad de la toma. Utilizamos cámaras sujetas a mano sobre grúas, con los actores dentro, o cámaras de "motion control" con lo que podíamos tener al ascensor moviéndose hacia arriba o cayendo 9 metros en el aire. A veces había actores de pie sobre cajas azules y después añadíamos el ascensor en torno a ellos, en postproducción".
Los problemas de iluminar el entorno excepcionalmente vívido hicieron que el director de fotografía Philippe Rousselot, ganador de un Oscar (El río de la vida), participase también en las discusiones de la planificación previa, como dice Davis. "Tim quería una iluminación vibrante, colores primarios. Resulta que las luces brillantes y coloreadas no combinan bien con el chocolate. Nos resultaba difícil evitar que el chocolate se volviese gris o que el barco se convirtiese en un desastre barroso. Hubo que hacer auténticos malabarismos, centrar la luz blanca sobre algunas cosas sin deslucir las paredes de colores primarios y otros elementos de atrezo. Philippe y su equipo trabajaron con nosotros en preproducción e ideamos el plan de iluminación secuencia a secuencia. Parte se podía hacer digitalmente y otra parte requería lámparas en el plató".
"Lo más importante que dijo Tim sobre el río de chocolate", recuerda Joss Williams, fue "'haced que tenga un aspecto lo bastante apetecible para comerlo', y así es como lo enfocamos, hacer que pareciera lo más rico posible".
Para el supervisor de efectos, eso significaba controlar "la viscosidad, el aspecto, la comprobación de color y cuestiones de seguridad", por no mencionar logística, cantidad, transporte y almacenamiento.
La opción de hacer el chocolate fuera del estudio y traerlo mediante un camión cisterna se descartó rápidamente, porque según los cálculos eran necesarios 40 camiones cisterna. Parecía mejor idea fabricar y almacenar el chocolate in situ. En cuanto a la mezcla, las mezcladoras de cemento convencionales resultaban inadecuadas. Necesitaban un recipiente que pudiese mezclar tres o cuatro toneladas a la vez, que encontraron, irónicamente, en forma de cubas comerciales diseñadas para mezclar pasta de dientes, que podían mezclar hasta 12 toneladas a la vez y almacenar 20.000.
En total, la producción requería un suministro constante de más de 740.000 litros de chocolate en movimiento; aproximadamente 120.000 para la cascada y 630.000 para el río, que mide 54 metros de largo y entre 7,5 y 12 metros de ancho, y tiene casi un metro en su punto más profundo.
Sin revelar la receta exacta, Williams reconoce haber experimentado con mezclas de agua y celulosa dietética, con varios colorantes alimentarios para conseguir el aspecto y la textura adecuados. "El color que capta el ojo es diferente al color en película", explica, "así que probamos toda una gama de tonos para conseguir exactamente el adecuado". Una vez preparada, la mezcla se limpiaba constantemente y era examinada diariamente por un laboratorio local "para asegurar que era adecuada para que la compañía trabajase con ella y la comiera". Bromeando sólo a medias, añade, "teníamos que mantener los gérmenes a un nivel aceptable. Hay tantos gérmenes en ella como los que encontrarías en un sándwich de una línea aérea".
Para la escena en la que Augustus Gloop se cae al río de chocolate y es posteriormente absorbido por una tubería a otra parte de la fábrica, el joven Philip Wiegratz fue poco a poco preparado para la inusual sensación de mantenerse a flote en chocolate fundido. "Iniciamos a Philip en un pequeño tanque en el taller" dice Williams. "Luego lo probamos con el traje de gordo que lleva como Augustus; no debía flotar, y tampoco debía absorber la mezcla y convertirse en un enorme peso a su alrededor. Probablemente lo peor de todo, desde su perspectiva, era que cuando esa mezcla se te mete en los oídos no puedes oír muy bien".
Cuando la escena avanza y la cámara no puede seguir, el decorado práctico deja paso a las imágenes generadas por ordenador, con un Gloop virtual siendo introducido en el estrecho espacio y luego escupido hacia arriba a través del tubo - todo lo cual incluía a Nick Davis y su equipo con sus propios problemas de color y viscosidad, además de duplicar la "dinámica de los líquidos" en el ordenador.
Utilizando un planteamiento de gran película, Davis mantiene que "el software te puede ayudar a echar abajo la física. Puedes introducir los parámetros conocidos - velocidades de fundido, velocidades de goteo, velocidades de vertido, masa y peso, lo cual ayuda mucho. Pero al final siempre hay un lado humano y artístico, en que miras y dices 'hmmm, es demasiado rápido' o 'eso es demasiado brillante".
Dar vida a los Oompas supuso un total esfuerzo de cooperación de todos los artistas de efectos de la película, pero todo comenzó con un solo hombre, el prototipo de Oompa-Loompa: Deep Roy.
Si en escena aparecen cinco, seis o veinte Oompa-Loompas, Roy interpretó a todos ellos. En diferentes tomas, y desde diferentes marcas de partida, representaba todos los papeles en el plató de captura de movimiento, por la cual sus movimientos corporales y faciales eran registrados en el ordenador. Si la escena era una en la que los Oompa-Loompas se unen para bailar y cantar una pieza sobre el destino de cada niño díscolo de la visita, toda la rutina se coreografiaba meticulosamente durante meses al ritmo de la música del compositor Danny Elfman. Luego Roy interpretaba los pasos desde cada punto individual en la línea, ajustando sutilmente sus gestos y expresiones de uno a otro para que cuando la serie de imágenes se combinaran más tarde en pantalla hubiera creado una troupe entera.
"Creo que es como hacer tomas de diecinueve segundos", comenta Roy, cuya exhaustiva preparación para los papeles incluía sesiones diarias de Pilates y clases de baile. "La parte más difícil era tratar de recordar mi posición de una interpretación a la siguiente, contando mentalmente y recordando en qué punto girar o adónde mirar. Tuve que ensayar mucho".
"Esto fue extremadamente difícil, en parte simplemente por la cantidad de tomas que creó", dice Chas Jarrett, supervisor de efectos visuales de The Moving Picture Company, una de las compañías que se unió al equipo de producción para trabajar en las secuencias de los Oompa-Loompas y que aportó casi 500 tomas. "Aunque de hecho los Oompas se parecen, hemos alterado ligeramente los tonos faciales de cada uno. Sus peinados puede que sean un poco diferentes y cada interpretación se varía ligeramente de un personaje a otro".
Lo que el relativamente nuevo proceso de captura facial ofrece respecto a la animación estándar, cree Jarrett, "son sutilezas en cuanto a la forma de los ojos y de la boca, la manera en que se mueve la mandíbula y la piel se estira alrededor de los orificios nasales cuando habla. Ésos son los tipos de detalles que a los animadores les resulta más difícil recrear. Y aquí lo conseguimos gratis, con la interpretación de Deep".
Como si eso no fuese bastante complicado, los Oompa-Loompas sólo miden setenta y cinco centímetros de altura, por lo que la imagen virtual de Deep Roy tenía que reducirse proporcionalmente. Esto no sería un problema si interpretase sus escenas en solitario, pero los Oompa-Loompas están en casi todas las tomas de la película e interactúan con todos los personajes humanos en diversos escenarios.
Para ilustrar lo complicado que era controlar el tema de la escala, Alex McDowell ofrece una lista improvisada que parece la mitad de un número de Abbott y Costello: "Nuestros entornos tenían que tener dos escalas diferentes. Teníamos que ser en todo momento conscientes de la escala de los Oompa-Loompas, que miden 75 centímetros. Las herramientas, los controles, los caminos y la arquitectura tenían que ajustarse a la estatura de los Oompa. Gran parte del tiempo se trata de Deep Roy, que tiene el doble de esa estatura. Así que está la escala de los Oompa y la escala de Deep Roy. La escala Oompa es a veces la misma que la escala humana, con diminutos objetos de atrezo que siguen siendo diminutos a escala humana pero que parecen más grandes en la escala de Deep Roy. A veces Deep está sentado en una silla humana por lo que construyes una silla de tamaño doble para él, por lo que parece de mitad de tamaño para los humanos; a veces Deep está en el entorno Oompa en cuyo caso construyes un decorado para Deep, a su escala, y un decorado a mitad de tamaño para Willy Wonka de modo que parezca grande en el entorno Oompa. Ya sólo la terminología resulta complicada".
En parte para proporcionar un punto de referencia en cuanto a escala en algunas escenas así como algo ante lo que los actores pudieran reaccionar, la producción contrató al especialista de efectos de maquillaje protésicos y animatrónicos Neal Scanlan, del Neal Scanlan Studio, ganador de un Oscar por su trabajo en Babe, el cerdito valiente.
"Nuestro objetivo", dice Scanlan, "era hacer un Oompa-Loompa fotorrealista".
Él y su equipo montaron cinco muñecos totalmente motorizados, uno para cada sala de la fábrica. Hechos a partir de moldes tomados de un modelo original esculpido, los muñecos se recubrieron con piel de silicona pintada, se les implantó pelo y se les pusieron ojos de vidrio soplado muy reflectantes. Los cráneos de fibra de vidrio alojaban motores para mover de manera realista sus ojos y sus mejillas. Unas bielas con control remoto situadas debajo de sus pechos giraban y movían sus cabezas, cuellos y extremidades.
Las creaciones eran tan verosímiles que incluso el propio Roy se sorprendió la primera vez que las vio. "Me quedé realmente asombrado", recuerda el actor. "Pueden hablar, pueden mover los ojos y la boca. Pensé, eh, ¿voy a perder mi trabajo? Puede que sólo utilicen los muñecos".
Se diseñaron otros 15 muñecos de cuerpo entero y capaces de adoptar posturas, pero carecían de mecanización interna y conseguían la ilusión de movimiento al acoplarse a otros elementos de atrezo móviles, como los remos motorizados del barco de algodón de azúcar.
A su manera fantástica, pero lógica, Wonka comprende que los mayores expertos del mundo en la calidad de los frutos secos son las ardillas. Ninguna otra criatura en la tierra y por supuesto ningún hombre ni máquina podrían distinguir los frutos buenos de los malos con una exactitud y velocidad tan resueltas.
Así que, cuando la visita de Wonka llega a la sala de clasificación de frutos secos los niños ven 100 de los encantadores roedores encaramados en diminutos taburetes, enfrascados en hacer lo que mejor saben hacer. Evaluando cada fruto por su aroma y su sonido, pelan hábilmente los buenos y ponen el contenido en una cinta transportadora al tiempo, que lanzan los malos por encima del hombro hacia un pozo gigante de desperdicios.
Al igual que Wonka, Tim Burton también quería animales reales - ardillas vivas adiestradas.
"Cuando me di cuenta de lo que suponía, resultó un poco abrumador", dice el preparador jefe de animales Mike Alexander, de Birds & Animals Unlimited. A Alexander le apetecía volver a trabajar con Burton tras su exitoso trabajo como preparador de chimpancés en El planeta de los simios, pero admite que, "las ardillas pueden ser muy difíciles, y adiestrar a 100 de ellas era inconcebible".
Al final, los animales que aparecen en pantalla fueron una ingeniosa combinación de ardillas animatrónicas hábilmente diseñadas, además de algunas imágenes generadas por ordenador, junto a 40 ardillas individuales, bravuconas y muy reales para servir de referencia a la acción animal.
El equipo de Alexander, compuesto por cuatro adiestradores (bajo la atenta mirada de un representante de la Humane Society), pasó 19 semanas con las animadas ardillas a su cargo, proporcionando básicamente una atención individualizada. Algunos de los animales procedían de hogares privados del Reino Unido, si bien la mayoría fueron reclutados en centros de acogida locales. Una vez rescatadas, las ardillas no pueden ser devueltas a la naturaleza, por ley, para su propia protección, así que las que no fueron devueltas a sus propietarios cuando terminó el rodaje fueron adoptadas por Birds & Animals Unlimited, donde se las cuidará hasta que posiblemente las llamen para otro trabajo.
Aunque sin lugar a dudas son inteligentes y, según afirma Alexander, "increíblemente fotogénicas", las ardillas tienen fama de ser difíciles de manejar. Independientes e impredecibles, "no son necesariamente buenas para hacer cosas concretas y complicadas", dice. "No les gusta estarse quietas. Es difícil mantenerlas en un sitio. Las dos primeras semanas las pasamos tratando de conseguir que los animales salieran de sus jaulas y se sentaran con nosotros, sin preocuparnos de lo que se suponía que tenían que hacer.
"Fuimos poco a poco", continúa diciendo. "Una vez que se sentían cómodas sentadas con nosotros les mostrábamos los objetos de atrezo. Les enseñamos a coger un fruto seco y ponerlo en un cuenco de metal, que no es lo que harían en la película, pero una vez que captaron la idea de coger el fruto y ponerlo en un cuenco pudimos cambiar el cuenco por una cinta transportadora. Una vez que captaron los conceptos básicos, comenzaron a aprender más rápido y las cosas empezaron a cuajar".
Cada ardilla tenía un nombre y no pasó mucho tiempo antes de que surgieran personalidades y talentos individuales. "Todas ellas eran capaces de aprender, pero algunas son naturalmente mejores en ciertas cosas que otras", dice Alexander. "Nos dimos cuenta de que algunas de ellas no tenían ningún interés en coger el fruto seco, mientras que otras, una vez que lo tenían, se negaban a desprenderse de él. Las que no se prestaban a ser 'buenas ardillas' se pasaban a un segundo grupo, entrenándolas para correr por el suelo hacia Veruga. Nuestras ardillas más inteligentes son las que hacen el número de los frutos secos".
Había un límite en lo que podían hacer las ardillas reales, bien por su naturaleza o debido al peligro potencial de una escena. En esos casos se recurría a ardillas animatrónicas o generadas por ordenador.
"Tim quería utilizar ardillas reales en la medida de lo posible", comenta Nick Davis. "Pero hay algunas cosas que no son físicamente capaces de hacer, por ejemplo, lanzar frutos secos por encima del hombro. Fisiológicamente, sus cuerpos no funcionan así. Nuestro trabajo era hacer que las ardillas generadas por ordenador fuesen lo más realistas posible, para interactuar con los humanos en una especie de manera antropomórfica y aún así seguir siendo fieles a su naturaleza animal. Las ardillas tienen una energía dinámica excepcional y eso es lo que le atraía a Tim. No quería rodar en alta velocidad ni interferir de ninguna manera con ese talento natural, esa intensidad y esa velocidad que son absolutamente encantadoras y que pueden ponerte un poco nervioso".
Jon Thum, supervisor de efectos visuales para Framestore-CFC, se incorporó para prestar su experiencia a la acción de las ardillas, aportando al final 88 tomas de efectos visuales, "multiplicando las ardillas reales en unas 15 tomas, así como la tarea mucho más dura de crear ardillas a partir de cero para otras 64. Algunas tomas de las ardillas sobre los taburetes, girando sus cabezas, tuvieron que ser generadas por ordenador, y una vez que están en el suelo son en su mayor parte tomas también generadas por ordenador ".
La multiplicación significaba captar a los animales actuando en el momento adecuado, de uno en uno, y unir las imágenes para presentar al grupo al unísono. Por ejemplo, cuando las ardillas tienen que saltar de sus taburetes en masa y correr hacia Veruga, Thum explica que "podían saltar, pero no todas al mismo tiempo. Así que tuvimos que filmar a cada ardilla sola, saltando de su taburete, y luego sincronizarlas en una toma".
Para crear las ardillas virtuales, el equipo de Thum "filmó una gran cantidad de secuencias de referencia de las ardillas reales. Las teníamos corriendo, saltando, pelando frutos secos, tirando de trozos de tela. Los ciclos de animación se realizaron basándose en esta referencia para utilizar en todas las tomas, y luego para las ardillas 'héroes' los animadores encuadraban a esa ardilla individualmente. En algunas tomas nuestro trabajo consistía en animar acciones que los animales no podían hacer, como darle un golpecito a Veruga en la cabeza, pero los movimientos que les ves hacer justo antes y después de eso están tomados de ardillas reales".
Las imágenes de ordenador eran a continuación minuciosamente traducidas pelo a pelo para transmitir individualidad, como describe Thum. "La parte difícil era que muchas tomas generadas por ordenador tenían que montarse con tomas de los animales reales y vimos que nuestras ardillas en primer plano necesitaban cinco millones de pelos para parecer auténticas". Se arregló el pelo para que se ajustara a los más minuciosos detalles de longitud, color y dirección de crecimiento. Se añadieron matices de movimiento como respirar y temblar para completar el efecto.
Además, Scanlan realizó 12 modelos animatrónicos, además de algunas partes de ardillas sujetas a pértigas. "En la mayoría de las tomas habrá una ardilla real en primer plano interpretando una acción y varias ardillas animatrónicas en el fondo repitiéndola", dice. La ventaja de las ardillas animatrónicas es que no les importa hacer cosas sin parar y no se quejan; pero nunca van a parecer tan reales, por lo que una combinación de ambas cosas es lo adecuado".
Los muñecos de Scanlan estaban accionados por motores internos que permitían una amplia gama de movimientos, como mover la cabeza, sujetar un fruto seco y sacudirlo o escucharlo, y mover la cola. "Las podíamos programar y controlar para hacer cualquier cosa que Tim necesitase".
Cuando Veruga intenta raptar una ardilla y es derribada por los indignados roedores en masa, una serie de animales animatrónicos se unen a sus hermanos de sangre caliente en la pelea, diseñados por Scanlan "con pequeños muelles en las patas y en la boca para agarrarse a la tela del vestido de la niña".
Se tuvo un gran cuidado para evitar lastimar a las ardillas que pudieran meterse debajo de ella o de su doble especialista cuando Veruga cae al suelo. De hecho, cae sobre una plataforma que no se ve, justo por encima del suelo, con mucho espacio debajo. Al complementar a los actores animales con animales animatrónicos e imágenes generadas por ordenador en esta escena se creó el sorprendente efecto de que Veruga estuviese totalmente cubierta por ardillas.
Charlie y la fábrica de chocolate supone la undécima colaboración entre Tim Burton y el aclamado compositor Danny Elfman
El compositor y músico Danny Elfman, nominado varias veces a los Oscar y a los Grammy, es el encargado de aportar la distintiva banda sonora de la película y de poner música a los cantos que Roald Dahl escribió para los Oompa-Loompas en cuatro canciones especiales.
Aunque no es un musical (nadie canta excepto los Oompas), Charlie y la fábrica de chocolate incluye cuatro escenas en las que los Oompa-Loompas narran, cantando, las tristes desventuras de los revoltosos niños en la visita a la fábrica. Todas las voces de los Oompa-Loompas están interpretadas por Elfman, ex-cantante solista de Oingo Boingo. Utilizando las propias palabras de Dahl del libro, adaptó las piezas estilísticamente a cada niño - Violeta, Augustus, Veruga y Mike - cuyo mal comportamiento da lugar a alarmantes consecuencias e ilustra una lección moral.
"El reto era darle a cada canción para cada niño su propio toque distintivo, y que cada una tuviese un estilo diferente", dice Elfman. "La de Augustus Gloop fue inspirada por las grandes piezas estridentes de las producciones de Bollywood. Para Violeta, la mascadora de chicle, retrocedí a un estilo retro funk de los años 70. Para Mike Tevé, necesitaba algo frenético e hiperactivo como es él - el niño del rock, los videojuegos y que no puede mantener la atención durante mucho tiempo. Como Veruga cae al pozo de los desperdicios y toda la letra era sobre cabezas de peces y cosas así, Tim sugirió que contrastásemos eso con un sonido realmente dulce, así que elegimos una especie de estilo psicodélico-hippie de los años 60".
Para la letras de las canciones, Elfman recurrió directamente al libro. "Quería mantenerme lo más fiel posible a las palabras de Roald Dahl. En el libro, estaban escritas más como largas salmodias que como canciones, pero sus letras ya tenían un ritmo maravilloso. Al final, tuve que hacer muchos cortes, pero creo que fui fiel al libro en un 95%, con algunos ajustes aquí y allá".
La colaboración creativa entre Tim Burton y el polifacético Elfman es una de las relaciones director/compositor más largas y de más éxito de la industria, que se inició con la película con la que debutó Burton en 1985, La gran aventura de Pee-Wee, y ha continuado durante 20 años con títulos tan memorables como Batman, Bitelchús, Eduardo Manostijeras, Pesadilla antes de Navidad y Sleepy Hollow. De las siete nominaciones de Elfman a los Grammy, cuatro fueron por películas de Burton (Batman, Eduardo Manostijeras, El planeta de los simios y Big Fish), obteniendo con Big Fish en 2003 la más reciente de sus tres nominaciones a los Oscar.
Para Burton, "su música siempre ha sido un indicador, una manera de ayudar a definir los diversos elementos de una historia y unirlos. En cierto sentido, es como otro actor de la película".
"Lo estupendo de trabajar con Tim en la música fue que no dejó de descentrarme, sugiriendo diferentes estilos musicales que yo no esperaba, pero habíamos trabajado juntos bastantes veces, por lo que sabía que podía hacer muchas locuras sin escandalizarle", dice Elfman. "Del mismo modo, sus ideas me han llevado muchas veces a lugares en los que no habría pensado pero que siguen siendo mis favoritos. En concreto, en las canciones para Charlie, Tim y yo trabajamos muy estrechamente y tendría que decir que no puedo recordar cuando me divertí más trabajando. ¡Fue una auténtica y maravillosa locura!"
Charlie y la fábrica de chocolate: The IMAX Experience se estrenará simultáneamente en salas IMAX de todo el mundo
Charlie y la fábrica de chocolate se estrenará en salas IMAX® de todo el mundo a partir del 15 de julio de 2005. La película ha sido remasterizada digitalmente con la calidad de imagen y sonido sin precedentes de The IMAX Experience® utilizando la tecnología patentada IMAX DMR® (Remasterización Digital).
Éste es el sexto estreno en IMAX DMR de Warner Bros. Pictures, que sigue muy de cerca a Batman Begins: The IMAX Experience, que se estrenó el 15 de junio de 2005. Entre las anteriores colaboraciones figuran The Polar Express: An IMAX 3D Experience (la película IMAX DMR más taquillera hasta la fecha), además de las películas remasterizadas digitalmente Harry Potter y el prisionero de Azkabán y las dos últimas entregas de la trilogía Matrix, así como la producción original de NASCAR 3D: The IMAX Experience.
Las salas IMAX ofrecen imágenes de una claridad y un impacto sin igual, proporcionando a los espectadores la oportunidad de experimentar la magia, la emoción y la maravilla de Charlie y la fábrica de chocolate en pantallas de hasta ocho pisos de altura y 36 metros de anchura, rodeados por hasta 14.000 vatios de puro sonido digital.
"Gran parte de Charlie y la fábrica de chocolate desborda la realidad", dice Tim Burton. "El envolvente formato IMAX añade su propia dimensión a la sensación de asombro que produce entrar en el fantástico mundo de Willy Wonka y comprender la inteligencia de Roald Dahl".
El tamaño de un fotograma de 15/70, combinado con la excepcional tecnología de proyección IMAX, es la clave de la extraordinaria nitidez y claridad de las imágenes proyectadas en las salas IMAX. El fotograma de 15/70 es diez veces más grande que un fotograma convencional de 35mm y tres veces más grande que un fotograma estándar de 70mm. Los proyectores IMAX son los más avanzados, más potentes y de mayor precisión del mundo, y la clave de su excelente rendimiento es el exclusivo sistema de transporte de la película llamado "Rolling Loop" que hace avanzar la película horizontalmente con un movimiento suave y ondulante. Durante la proyección, cada fotograma es colocado sobre unos ejes de alineamiento fijos, y la película se mantiene firmemente contra el elemento trasero de la lente mediante el vacío. Como resultado, la imagen y la presisión del enfoque están muy por encima de los niveles de proyección normales y proporcionan una claridad de imagen excepcional.
Para envolver totalmente a los espectadores de las salas IMAX, la presentación está realzada por un sistema estéreo surround multicanal, integrado por 44 altavoces diseñados a medida que extraen hasta 14.000 vatios de auténtico sonido surround digital. El sistema de altavoces IMAX Proportional Point Source fue diseñado expresamente para las salas IMAX y proporciona a todos los espectadores una magnífica calidad de sonido, independientemente del lugar donde estén sentados.
IMAX ha redefinido la experiencia cinematográfica con la IMAX DMR, una tecnología patentada y revolucionaria que permite transformar las películas de acción real con la calidad de imagen y sonido incomparables de The IMAX Experience.
El IMAX DMR empieza convirtiendo un fotograma de 35mm a formato digital a una resolución muy alta, captando todo el detalle del original. El software patentado analiza matemáticamente y extrae los elementos de imagen importantes de cada fotograma de la estructura original para crear una copia perfecta de la fotografía original. Éste es el paso más complejo en el IMAX DMR. La imagen de un fotograma de 35mm está compuesta por una fina estructura granular como la de todas las imágenes fotográficas. Este grano, cuando se proyecta en la pantalla IMAX, parece un canal de televisión que no está bien sintonizado. Eliminar el grano al tiempo que se conserva la calidad de la imagen subyacente es la base del IMAX DMR.
Para crear el brillo y la claridad que los espectadores esperan de The IMAX Experience, IMAX utiliza un programa informático patentado. La película digitalmente remasterizada se transfiere a continuación al formato cinematográfico más grande del mundo, 70 mm con 15 perforaciones. Además, la banda sonora original de la película es recreada para el potente sistema de sonido de múltiples altavoces de IMAX, que realza aún más la experiencia cinematográfica y contribuye a que los espectadores se metan en la película.